Cuando Los Afanes De La Vida Te Roban La Paz
¿Alguna vez has sentido que tu mente no se detiene? Piensas en lo que pasó ayer, en lo que puede salir mal mañana, y sin darte cuenta, te sientes agotado, cargado y sin fuerza. Eso, tiene un nombre: afán y ansiedad.
Vivimos en un mundo que no se detiene. Todo va de prisa. Parece que si no corremos, nos quedamos atrás. Pero el problema es que ese ritmo nos roba algo muy valioso: la paz interior.
Jesús conocía muy bien el corazón humano, por eso nos dejó palabras tan sabias: “¿Y quién de ustedes, por mucho que se afane, puede añadir a su estatura un codo?” (Mateo 6:27)
En otras palabras: la preocupación no cambia nada. Por más que te angusties, no puedes alterar lo que solo Dios puede controlar.
El Afán Nace Cuando Olvidamos En Quién Confiamos
El afán no siempre se muestra con gritos o desesperación; a veces se disfraza de responsabilidad, de querer hacerlo todo bien. Pero detrás del afán hay una raíz: la necesidad de tener el control. Queremos preverlo todo, resolverlo todo, y cuando no podemos, llega la ansiedad. Y ahí es donde Dios nos invita a detenernos y recordar: No te toca entenderlo todo… te toca confiar en mí.
Dios No Necesita Tu Ansiedad, Necesita Tu Fe
El Señor no se mueve por nuestras preocupaciones, sino por nuestra confianza. Cuando descansamos en Él, no estamos renunciando al esfuerzo, estamos renunciando al peso del control. Porque mientras tú duermes, Él sigue obrando. Mientras tú sueltas, Él endereza tus caminos.
Dios no está nervioso por tu mañana. Él ya tiene preparado lo que tú vas a necesitar cuando llegues ahí.
¿Cómo Vencer La Ansiedad?
Ora antes de reaccionar. La oración calma el alma y te recuerda que no estás solo.
Respira y entrega. Cada vez que te sientas abrumado, di en voz alta: “Señor, en ti confío”.
Vive el presente. Jesús dijo: “Basta a cada día su propio afán” (Mateo 6:34). Vive el presente, deja de lamentarte por tu pasado y confía en Dios tu futuro.
Llénate de Su Palabra. La ansiedad se debilita cuando la fe crece. La fe viene por el oír y el oír la palabra De Dios, no por oír las voces del miedo.
Un Corazón En Reposo Brilla Más Que Un Corazón En Carrera
El alma en paz refleja la presencia de Dios. Y cuando aprendes a reposar en Él, la vida no se vuelve más fácil… pero tú te vuelves más fuerte. Así que hoy te invito a hacer una pausa. A dejar el afán a los pies de Cristo. A recordar que, aunque no puedas añadir un solo centímetro a tu estatura con tus preocupaciones, Dios puede elevar tu fe, tu esperanza y tu paz, mucho más alto de lo que imaginas.
Haz Esta Oración Para Entregarle Tu Afán A Dios
“Señor, hoy decido soltar el control. Te entrego mis preocupaciones, mis miedos y mis ansiedades. Enséñame a descansar en tu fidelidad y a confiar en tu tiempo perfecto. Gracias porque en Ti encuentro reposo, y en tu amor, descansa mi corazón, en el nombre de Jesús, amén.”